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El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo y está asociada con una carga económica y social significativa.  


En México, se estima que aproximadamente 1.3 millones de personas padecen Alzheimer, lo que constituye entre el 60% y el 70% de los casos de demencia diagnosticados (14.2%) en personas mayores de 60 años, seguido de la demencia vascular y mixta.


Se prevé que estas cifras aumenten considerablemente debido al envejecimiento de la población


Factores de riesgo


Factores de riesgo como baja escolaridad, sedentarismo, tabaquismo, depresión no tratada y enfermedades crónicas como la hipertensión y diabetes, y la historia familiar de Alzheimer contribuyen al desarrollo de la enfermedad. 


La detección temprana, junto con intervenciones como actividad física, manejo emocional y tratamiento adecuado de condiciones subyacentes, puede ayudar a retrasar el avance de los síntomas.


Síntomas


Los síntomas tempranos del Alzheimer suelen ser sutiles y pueden confundirse con signos normales de envejecimiento o estrés. Identificarlos a tiempo es crucial para obtener un diagnóstico temprano y planificar estrategias de manejo. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:


  1. Problemas de memoria: Dificultad para recordar información reciente, como nombres o eventos o repetir preguntas o comentarios debido al olvido.
  2. Dificultades para planificar o resolver problemas: Problemas para seguir instrucciones, como recetas o cálculos simples u organizar tareas habituales.
  3. Confusión sobre tiempo y lugar: Perderse en lugares conocidos o no recordar cómo se llegó allí; olvidar fechas o eventos importantes.
  4. Problemas con el lenguaje: Dificultad para encontrar palabras, llamar a objetos por nombres incorrectos o interrumpir el habla por falta de términos apropiados.
  5. Cambios en el juicio o toma de decisiones: Juzgar mal situaciones, como dar dinero excesivo o descuidar la higiene personal.
  6. Dificultad para realizar tareas cotidianas: Problemas para manejar electrodomésticos o recordar pasos para usar dispositivos familiares.
  7. Cambios en el estado de ánimo o personalidad: Incremento en la irritabilidad, ansiedad, depresión, desmotivación
  8. Pérdida de objetos: Colocar cosas en sitios inusuales y no poder encontrarlas (por ejemplo, dejar las llaves en la nevera).



Diagnóstico


Para el diagnóstico de Alzheimer se utiliza la historia clínica y entrevista a familiares; evaluación cognitiva mediante varias pruebas de memoria, atención, lenguaje, habilidades viso espaciales y razonamiento; estudios de imagen como TC, RM o PET amiloide y pruebas de laboratorio (niveles de vitamina B12, homocisteína; función tiroidea)


Este diagnóstico es esencial para confirmar la enfermedad y diferenciarla de otros trastornos cognitivos.



¿Cómo la medicina de precisión contribuye con el diagnóstico y tratamiento del Alzheimer?


Gracias al desarrollo de tecnologías "ómicas”, ha sido posible analizar genéticamente a individuos con Alzheimer e identificar variantes genéticas asociadas con un mayor riesgo para desarrollar esta enfermedad.


Identificar a individuos genéticamente predispuestos, permite implementar planes de reducción de riesgo como: mejora en el estilo de vida y alimentación, tratamiento profiláctico como el uso de terapias anti-amiloides y entrenamiento cognitivo. 


Alzheimer de inicio temprano 


Aunque es muy raro, el Alzheimer de inicio temprano se presenta individuos menores de 50 años. Algunos criterios clínicos de sospecha para la predisposición genética de Alzheimer son la corta edad al diagnóstico y la historia familiar de dicha enfermedad. 


Hasta el momento, 3 genes han sido relacionados con esta patología:

  • APP (Proteína precursora amiloide): Mutaciones en este gen conducen a una sobreproducción de péptidos beta-amiloide, lo que contribuye con la formación de placa amiloide, un sello distintivo del Alzheimer.
  • PSEN1 (Presenilina 1): Las mutaciones en este gen alteran la función del complejo gamma-secretasa, lo que aumenta la producción de beta-amiloide. Esta es la causa más común de Alzheimer familiar 
  • PSEN2 (Presenilina 2): Efectos similares a los de PSEN1, pero menos frecuentes. También se asocia con Alzheimer familiar pero con menor frecuencia


Las mutaciones en estos genes siguen un patrón de herencia autosómica dominante, esto significa que, un solo gen heredado es suficiente para causar la enfermedad 


Alzheimer de inicio tardío 


Es el tipo más común de enfermedad de Alzheimer y que suele comenzar después de los 65 años. El gen más común relacionado con la enfermedad de Alzheimer de inicio tardío es de la apolipoproteína E (APOE).


Existen 3 alelos de riesgo para el gen APOE:

  • APOE e3 (Riesgo neutral). Este alelo es el más común, cuando se presenta en ambos alelos (homocigota e3/e3) no parece aumentar el riesgo de padecer Alzheimer
  • APOE e4 (Riesgo elevado). Este alelo es menos común y su presencia en uno (heterocigoto e3/e4) o ambos (homocigoto e4/e4) alelos, aumenta el riesgo de padecer Alzheimer y está vinculado con mayor severidad. Se ha establecido que el riesgo para inviduos con alelos e3/e4 puede aumentar 2-3 veces la probabilidad de desarrollar Alzheimer, mientras que los inviduos con alelos e4/e4 pueden tener hasta 10 veces más riesgo de presentarla.  


Aunque APOE e4 es un factor de riesgo importante, tener el alelo no garantiza que una persona desarrollará Alzheimer, ni tampoco la falta del alelo significa que una persona sea inmune.


Estrategias de diagnóstico temprano


Los síntomas de Alzheimer pueden confundirse con los de otros tipos de demencia, lo que complica o puede retrasar el diagnóstico. Sin embargo, en la enfermedad de Alzheimer, el daño a nivel cerebral inicia varios años antes de que aparezcan los síntomas. 


Con el auge del descubrimiento y validación de biomarcadores en esta patología, un marcador que ha ganado interés es la proteína fosforilada tau 217 (p-tau217), la cual, se hiperfosforila en el cerebro de los individuos con Alzheimer desempeñando un papel clave en el proceso neurodegenerativo de la enfermedad. 


Se descubrió que los niveles elevados de p-tau217 en el líquido cefalorraquídeo (LCR) se correlacionan con depósitos de beta amiloide en el cerebro, un sello distintivo del Alzheimer, lo que se traduce en un biomarcador sensible y específico para detectar las primeras etapas de Alzheimer, incluso antes de que se manifiesten los síntomas clínicos.


Ahora, es posible mediante una estrategia menos invasiva, como una muestra de sangre, medir los niveles de p-tau217 y diagnosticar Alzheimer con una precisión de más del 90%. Además, la facilidad en la toma de muestra y el desarrollo de terapias anti beta amiloide, otorgan a p-tau217 un potencial valor predictivo útil para la evaluación de respuesta a tratamiento y monitoreo de la enfermedad.

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